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5 sept 2016

Uso racional de hipolipemiantes

En prevención primaria cardiovascular NO tratar con fármacos hipolipemiantes sin calcular el riesgo cardiovascular global. 

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen una de las causas más importantes de discapacidad y muerte prematura.
Entre el amplio abanico de trastornos que se consideran las ECV, se identifican fundamentalmente: la cardiopatía coronaria, las enfermedades cerebrovasculares y las arteriopatías periféricas.

Las ECV constituyen la primera causa de muerte en la población general, por delante del cáncer.
La dieta saludable, el ejercicio físico regular, el control del peso, la abstinencia de fumar, y el control y adecuado tratamiento de otros factores de riesgo (como la hipertensión arterial, la diabetes o la hiperlipidemia) permiten reducir significativamente la incidencia de ECV en la población
general.

La modificación de estos factores de riesgo puede reducir los episodios cardiovasculares y la muerte prematura, tanto en las personas con ECV establecida (prevención secundaria) como en aquellas con alto riesgo cardiovascular debido a uno o más factores de riesgo (prevención primaria).


La hiperlipidemia es un factor de riesgo para la enfermedad coronaria. Sin embargo, el riesgo atribuible al mismo parece ser menor que el de otros factores de riesgo, como el sobrepeso y el tabaquismo.

La base del tratamiento de la hiperlipidemia es la dieta, el ejercicio físico y la reducción de peso.

El tratamiento farmacológico consiste en el uso de estatinas para disminuir el riesgo cardiovascular. En el caso de un nivel muy alto de triglicéridos están indicados los fibratos.

La decisión de tratar o no la hipercolesterolemia NO SOLO depende de su nivel, sino también de la valoración del riesgo cardiovascular de forma global. 

El cálculo de este riesgo es interesante desde un punto de vista clínico porque permite valorar de una manera más eficiente la introducción de tratamiento hipolipemiante en pacientes que no han padecido un evento cardiovascular, es decir, en prevención primaria.

Las personas con un riesgo cardiovascular bajo NO se beneficiarán del tratamiento con estatinas y, por el contrario, los efectos adversos a largo plazo señalan un balance beneficio -riesgo poco favorable.

En prevención primaria, la promoción de estilos de vida saludables a través de la dieta y la actividad física y el abandono del tabaco deben permanecer como actividades preferentes.


Bibliografía
INFAC. Los lípidos como factor de riesgo cardiovascular: tratamiento farmacológico. Vol. 22, nº 7; 2014. Disponible en:
http://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/cevime_infac_2014/es_def/adjuntos/INFAC_Vol_22_n_7_bis.pdf [18]
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